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domingo, 3 de noviembre de 2019





Decir que la casualidad me llevó a este libro es falso. Casi todos los libros nos llegan por casualidad. O todos. Aun los que pedimos que nos regalen. Aun los que nos recomiendan con fervor. Es casual que decidan hacernos caso en el regalo, y muchas cosas tienen que suceder para que uno compre efectivamente el libro que le venden como una obra maestra. Ni que hablar para que ese libro sea leído. Los libros en las mesas de saldo están dentro de esa lógica. Todos los libros entran en esa lógica. Por eso es difícil encontrar una respuesta. Por eso existe el lugar común: el libro me encontró. Roberto Herrscher escribió Los viajes del Penélope, donde cuenta su experiencia personal a bordo de un velero, el más antiguo, que participó de la guerra de Malvinas. Hace más de un año que trabajo en un ensayo sobre el mar y tengo un capítulo inconcluso dedicado a otro barco, el Bahía Buen Suceso, que aparece muchas veces mencionado en este libro. La casualidad, entonces, vendría a enmendar las falencias de un torpe investigador (quizás torpe no sea la palabra justa, podría ser perezoso, la pereza se hermana más con la inexperiencia). Estas historias de Malvinas siempre parecen atravesadas por la maldad. Un pueblo que vitorea al Ejército, que se suma a una gesta que denomina Patriota y que llama héroes y cuenta una historia de jóvenes que van a sufrir hambre y frío sin saber por qué. El sin saber por qué parece ser el destino final que busca siempre Argentina. Opinar tanto de tantas cosas nos lleva a un silencio que se hace inaguantable. Mejor opinar antes que pensar. La historia de Roberto Herrscher es en parte la historia de un conscripto de 19 años no puede escapar al destino de las islas por su condición bilingüe: es de los pocos que puede hablar inglés. Mientras leía el libro –la historia de un barco, que es la historia de la Patagonia y la Argentina– pensaba en el silencio de las islas, en el silencio de la narración. ¿Hasta qué punto los autores silencian u omiten? ¿Hasta qué punto el verosímil de la historia es más importante que la inverosímil concatenación de hechos reales? Los otros personajes, los otros tripulantes del Penélope, tienen un pasado breve. ¿Ninguno tuvo que ver con la represión, con los desaparecidos? Quizás no, probablemente no, pero es una pregunta que me resulta inevitable al acercarme a los relatos de la época. Se lee contra los prejuicios, se lee contra el azar. En un momento de la narración Herrscher da voz a un isleño, y ese parece ser su primer contacto con la década y represión de los 70. Herrscher le pregunta qué prefiere, si ser argentino o inglés. El isleño –su apellido es (era) Cockwell– no duda. Prefiere ser británico. La respuesta es obvia, pero lo que inquieta es la explicación. El isleño le habla de las torturas, de los desaparecidos y ensayo un reproche a futuro: si entre ustedes, que son conciudadanos, que dicen amar la misma patria, se tratan así ¿qué nos harán a nosotros?