Recta
final de la reconstrucción parcial e inverosímil de Pepita La Pistolera. Debo
confesar el uso y abuso de las crónicas escritas por Alarcón, Del río y muchos otros. Borré.
Corregí. Inventé y traté de ser imparcial. Crecí en el puerto, donde ella
vivió. Pasé mil veces frente al bar 444 para ir al Cine Normandie y nunca
asocié ese pool con ella (incluso temo que mi memoria falle y haya unificado
dos hechos que sucedieron en distinta época) pero ese descubrimiento me llevó a
preguntar a los que me rodean si sabían algo sobre ella. Y descubrí que
Margarita Di Tulio estuvo en todas partes.
Un
colega médico me contó que atendió en el hospital Interzonal a uno de sus hijos
(fallecido) y que ella quería pagarle la operación que otro médico iba a
realizarle en un sanatorio privado sacando la plata de su ropa interior y en
medio de la sala. Una enfermera llamó a su hermana mayor, quién resultó haber
sido compañera en la escuela primaria de Pepita. Tiene el mejor de los
recuerdos de ella como compañera en la Escuela N°12. Sólo una vez más la volvió
a ver, cuando tenían 17 años. El amigo Sebastián Chacón, conductor de radio, me
contó que en su época de playero en una estación de servicio, todas las
madrugadas llegaba Pepita a desayunar y leer el diario. El jefe de enfermeros
del HPC, donde Margarita Di Tulio murió, no recuerda nada de los tres meses que
ella estuvo internada. Mi viejo, que tuvo 20 años una zapatería en el corazón
del puerto, tampoco, aunque me sirvió para recordar las épocas en que el Circo
Rodas sacaba a pasear a su elefante por las calles del puerto para promocionar
sus espectáculos y las procesiones desde la Iglesia La Sagrada Familia hasta
las banquina de los pescadores. La confesión más interesante me la hizo Juan
Carrá. Su libro a escribir es la historia de esta mujer. Se entrevistó con uno
de los hijos y desistió de la idea ante la exigencia de una suma considerable
de dinero por información y autorización. Pero no solo sabe esto Carrá. También
sabe que uno de sus sobrinos estuvo en el Gran Hermano. Ese ojo de Orwell que
se hizo producto televisivo y donde Margarita, y sus extensiones, no podían
dejar de estar. Acá el link para ver a su sobrino en Gran Hermano
NOTA: Este material de lectura descartado fue parte de la búsqueda para escribir una necrológica de Pepita La Pistolera a leerse en el Festival Filba 2015 en Mar del Plata. El resto del material aquí no publicado se leerá en la presentación el viernes el viernes 10 de abril a las 22:30 en el Residencial Mundo Dios. Aquí el programa de esa noche
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