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domingo, 8 de noviembre de 2015



Con liviandad, amparados en la pose grotesca de juez y parte sin concesiones, irremediable, irreversible, injustamente, me acusan de ansioso.

De todas las aseveraciones apuntaladas en el dedo índice, la única que molesta es la que se encuentra más cerca de la verdad, de la percepción que se tiene de sí mismo y sus derivaciones. Por tanto, nada mejor que correr en busca de este diccionario moderno sin páginas donde del otro lado hay gente bien predispuesta a satisfacer nuestras necesidades de búsquedas y conexión de palabras:


Ansiedad:

1. Estado mental que se caracteriza por una gran inquietud, una intensa excitación y una extrema inseguridad.

2. Angustia que acompaña a algunas enfermedades, en especial a ciertas neurosis.

La primera definición me desconcierta. Ese no soy yo. Ni mi inquietud es grande (mediana puede ser, pequeña seguro que sí), ni mi excitación intensa (la intensidad es una entidad cualitativa, al no poder cuantificarla y no aclarar una escala numérica nadie puede contradecir mi aseveración de intensidad débil), y por supuesto mi inseguridad no extrema ninguna medida impulsiva.

Pero infinitamente peor es la segunda definición. “…a algunas” “…a ciertas” esa incertidumbre es tan innecesaria como enervante. Además la falta de definición se torna doble: neurosis es una nomenclatura en desuso, ambigua, llena de múltiples enfermedades tan distintas como la urgencia por clasificar.

Neurosis:

1. Nombre genérico de un grupo de enfermedades que se caracterizan por la presencia de trastornos nerviosos y alteraciones emocionales sin que, aparentemente, haya ninguna lesión física en el sistema nervioso.

Y otra vez la duda, la mala intención: aparentemente.

¿A qué viene todo esto? El mes que viene sale nueva novela “En tres noches la eternidad”, se llama. El mismo título que este blog. Tiene su origen, entonces, hace varios años y un lento trabajo de corrección y sobre todo supresión de escenas y explicaciones. La ansiedad por saber cómo le irá, también. Algunos días pienso que deberé cambiarle el nombre al blog, que la novela sea una entidad única. Desde la editorial me mandaron la tapa, es perfecta para la historia. Me dicen que no sea ansioso, que no la muestre todavía. Claro que no lo haré, me entretengo con pensamientos laterales: la presentación, el horario, si tengo que cambiar el nombre del blog, y debo reconocer que siento una gran inquietud, una intensa excitación y una extrema inseguridad.

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