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domingo, 5 de junio de 2011

Eternidad:


La historia de la humanidad es la historia de la lucha contra la vejez. La inmortalidad ha sido nuestro sueño más preciado. Inmortalidad para esta vida, para la otra; cualquier tipo de inmortalidad: escrita, sonora, en monumentos, en heroísmos. El hombre solo quiere ser recordado. Hace dos siglos, estuvo a punto de alcanzarse el sueño, pero en Belfast se despertó la pesadilla. Luego de ensayos randomizados y experimentación hasta fase 5 se puso a la venta la vacuna de la inmunidad. Ab aeternum. La vida se prologó hasta el límite natural de la capacidad celular: 163 años. Nadie moría antes, al menos por enfermedades. Accidentes y suicidios ocurren todos los días. Pero en Belfast se vio el primer efecto secundario. A los 79 años las personas se deprimían. Se pensó que era un efecto de baja incidencia, pero como en esas antiguas películas de zombis, la peste se esparció por el mundo. La vacunación masiva se detuvo, pero el daño aún no se ha revertido. Las personas al cumplir 79 años inevitablemente se deprimen. Todos se suicidan; algunos con métodos cruentos, otros sólo dejan de alimentarse, de moverse y de hablar. Actualmente hay una esperanza: en Arabia se difundió el caso de un hombre -el primero en dos siglos- que cumplió 80 años y aún es feliz. Se cree que es por el arroz que consume. Pero no se sabe nada más.

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