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jueves, 21 de febrero de 2013




El diálogo transcrito a continuación pertenece a la novela breve "La casa de Papel" de Carlos María Domínguez, la cual estuve a punto de perderme por leer rápido el nombre del autor y pensar que en vez de Carlos era "Claudio" lo cuál me llevó a un largo monólogo interior sobre el auge de los gurús televisivos que nos invaden desde sus libros preformados de papel. Por suerte en una segunda mirada entendí que no era ese vendedor de una vida mejor y compré esta historia que cualquier escritor/lector amante de coleccionar libros/objetos tiene que leer. Amén, hermanos.

–Yo no marco los libros. Hago anotaciones aparte y las introduzco en las páginas mientras trabajo. Luego las saco y las arrojo al canasto.
–¿Por qué no las conserva? –pregunté asombrado.
–Mire. No escribe cualquiera. Es decir: no debería hacerlo. Apunto las cosas que me interesan. Asociaciones. Las indicaciones que me llevan a otros libro y alguna que otra reflexión. Son las notas de un lector. Por ejemplo: esta metáfora de Quevedo pide compararse, por su forma, con la de Ben-Quzmán en la antología del arábigo Andaluz (Consultar la edición de Gredos), y por la figura de los pájaros, que le concierne, con la simbología de las aves en la obra de Lope de Vega. ¿A quién podría interesarle algo como eso?

Un lector es un viajero por un paisaje que ya ha sido hecho. Y es infinito. El árbol ha sido escrito, y la piedra, y el viento en la rama, la nostalgia por esa rama y el amor al que prestó su sombra. Y no encuentro una dicha mayor que recorrer, en pocas horas diarias, un tiempo humano que, de otro modo, me sería ajeno. No alcanza una vida para recorrerlo. Le robo la mitad de una frase a Borges: una biblioteca es una puerta en el tiempo.


sábado, 2 de febrero de 2013


Copi: 

"La vida es un tango" (novela) se cruzó en mi camino de casualidad. Después leí que fue la única escrita originalmente en español. Después me di cuenta que la versión que tengo es una editorial uruguaya. Pero enseguida me di cuenta que era libro para no soltar. Difícil entrar, difícil dormirse con el libro en la mesa de luz. 

La novela se divide en tres parte: la primera el paisano de Entre Ríos llega a la gran ciudad, se ve enredado por 3 hermanos que ostentan desde poder político hasta poder periodístico (cualquier semejanza con el hoy es inevitable) y además una actriz que mantiene todos los vicios de la ciudad con su sonrisa. La segunda parte es en París. Tan distinta de la inicial como imprescindible la una de la otra. Por momentos uno espera a La Maga y a Oliveira, pero no hay lugar para ellos en esta literatura. Hay una francesa que canta y deja a su marido por el argentino exiliado y termina en la revolución de los vencidos. En la tercera parte, ya en Entre Ríos, el protagonista cumple cien años y el pueblo viene a celebrarlo. Como corresponde, los saca a patadas en el culo y otras peripecias.


Pero no termina ahí esto. No. Una puede ser casualidad. Dos, no creo. Me crucé en el camino "La ciudad de las ratas" (también novela) escrita en francés, creo, y traducida, creo. Que afirma y mejora todo lo anterior. 

Desde la visión de una rata que le escribe al humano (en sentido inverso, lo que hace a la novela traducción de traducción) y le cuenta sus andanzas. 

Desde su casamiento con una de las hijas de la rata Reina hasta una escena que puede resumirse así: un mendigo toma a una beba y ella le da sexo oral creyendo que es una mamadera, todo narrado con naturalidad por la rata, quien se asombra que los hombres también puedan amamantar.