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lunes, 1 de diciembre de 2014


Ferdydurke
Witold Gombrowicz


Si hicieron un congreso en Buenos Aires sobre este autor y su obra, si vinieron polacos que no hablaban ni una palabra de castellano y se quedaron a todas las charlas sin dormir ni pestañar, si la mitad de las palabras que lees te hacen maravillar-horrorizar y refugiarte en la autosuficiencia del que todo lo entiende pero nada entiende y sigue adelante todo lo que puede hasta el final de una novela tan extraña como admirable y con un estilo imposible, si el tipo es un genio, ¿qué ganás con poner un comentario en el blog? ¿Ser ingenioso y enrostrarle a la humanidad "yo leí Ferdydurke"?

Hay saturación de palabras como Enteco, Podermiento, Cuculeiterina, facha, y una estructura (forma) caótica pero no tanto. Hay una primera parte que transcurre en la escuela (hay un duelo de muecas y un discurso de profesor) hay una segunda parte que transcurre en el encierro de un amor (hay el deseo de un mirón y una trampa para dos amantes) hay una tercera parte con una fuga al campo y una segunda fuga de dos amantes que no que no que no. Entre la primera y segunda parte aparecen los "Prefacios a filifor forrado de niño" y "Filifor forrado de niño" y entre la segunda y tercera los "Prefacios a filimor forrado de niño" y "Filimor forrado de niño" quizás los puntos que encontraste más altos en la novela.

Hay citas: "Las pequeñas realidades os matan. Sois como quien desafía al monstruo a pelear; pero un perrito os pondrá la piel de gallina"

...¿Y por qué una autora que pone su dedo heroico en las más sangrientas heridas sociales, describiendo sin temor la muerte por hambre de una familia obrera, compuesta por seis o diez personas, por qué, pregunto, ella nunca se atrevería a hurgarse el oído en público con el mismo dedo? Porque esto sería mucho más terrible. La muerte por hambre o, durante la guerra, la muerte de un millón de hombres, es algo que se puede tragar y aún con gusto, pero existen siempre en el mundo combinaciones incomibles, vomitables, malas, inarmónicas, repugnantes y repulsivas, ¡ay, diabólicas!, que no aguanta la sensibilidad humana. Y sin embargo nuestro primer deber es gustar a los demás, debemos gustar, gustar, ¡que muera el esposo, la esposa e hijos, que el corazón se haga pedazos, pero con gusto!...

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