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domingo, 27 de mayo de 2012


Zip


Pasaron ocho años. Lo conocimos por referencias. Había que hacer el segundo (o tercer) número de la revista “El Brote” y Fernando Del río se encargaba de casi todo. Fernando Moyano colaboraba otro tanto y yo apenas si tenía tiempo para escribir unos cuentos. La excusa era la medicina. La verdad era la falta de lectura, la mediocridad sin comparaciones. Como fuera, ahora veo que esas cosas no han cambiado mucho. La medicina sigue siendo la excusa perfecta. Pero dejemos de lado el ego, contaba que aquella vez Del río me llamó para que lo acompañara a ver un dibujante que había adaptado un cuento de Bukowski a historieta. Un tipo con un curriculum terrible. Publicaba en la Fierro. Era anarquista. Era o sería dibujante del pulpo negrero. Para rematarla, Del río me dijo que se hacía llamar HB Ruedas y que estaba lisiado. Del río prometía una aventura inolvidable.

Lo encontramos en una casa que se ha vuelto borrosa, nos atendió una mujer que creo era su madre, caminamos por el pasillo al costado de la casa que a cada paso se transformaba en el pasillo de la casa en la novela de sus aventuras. HB nos recibió sin muchos preámbulos. Recuerdo una habitación humilde. Recuerdo que hacía calor y los lápices que usaba para dibujar se derretían, o eso parecía. HB nos sondeó para ver quiénes éramos. Del río se sentó frente a él y nos presentó y yo creo que no hablé ni una palabra. Yo me senté a un costado y cuando HB quería hablarme se hacía manifiesta la dificultad para mover el cuello que después le curamos al personaje del libro. Aquel día nos fuimos con la adaptación del cuento de Bukowski del que no recuerdo el título pero sí recuerdo una ilustración donde se veía una monja abierta de piernas sobre un mar de sangre, y nos fuimos con dos preguntas:

1) ¿Cómo carajo hacía para dibujar si no podía mover ni los brazos ni el cuello?

2) ¿Cómo quedaría si lo dejábamos en su silla de ruedas al rayo del sol de enero?

Pasaron tres años para que esas preguntas tuvieran una continuidad lineal y todavía unos meses para que formaran parte de una novela. HB La cola del lagarto tiene varias de esas escenas. Del segundo encuentro. De cuando le llevamos la novela al centro cultural recuperado “Tinta roja”. Del video de pulpo negrero en youtube. De la primera presentación en la Biblioteca Popular y Moderna de pie y a los gritos pelados. Del cambio de HB a Furca, cola de lagarto incluida. Pero nada de eso es importante. Todo eso es un archivo comprimido. Un zip que todavía no nos hemos sentado a escribir con el culo pegado a la silla y despojados de nostalgia. Porque no hay nostalgia posible, quiero creer que si HB, Furca, el personaje, leyera esto se preguntaría por qué mierda esperar a que se muriera para escribir este zip. Mi única respuesta posible es: ¿y vos como mierda se te ocurre morirte?

2 comentarios:

  1. Empecé a leer "Furca..." sabiendo que HB ya no estaba por acá... esta entrada enriquece un poco más la historia (si se pudiera acaso enriquecerla un poco más). Gracias!

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  2. Fui su última pareja...y a mi me dejo todo lo mejor de su ser...agradezco al Universo haberme cruzado y amado a un loco como pocos!
    Creo poder darte la respuesta...transito en esta vida con su cuerpo estropeado...en muchas de nuestras charlas me hacía volar la cabeza y creo que su maravillosa mente fue lo que lo sostuvo de "pie" frente a la vida...que le toco...hasta que su tiempo en la tierra culminó...dejó muchas huellas...hay que encontrarlas...
    También te puedo contestar cómo hacía para dibujar, (supongo que no se va a ofender que cuente esto...). Me decía que para él dibujar era como hacer el amor, era algo íntimo...que lo hacía (con ayuda de su asistente) solo...un soñador como pocos...
    Gracias por recordarlo.

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