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martes, 25 de septiembre de 2012


La sucesión, de Cynthia Edul.

Por que así es el azar, puse "me gusta" en un concurso de editorial "Conejos" y supe que iba a ganar. No sé si justo miré la hora de la TV o del teléfono celular y un número impar marcó mi buen augurio. O ese día pisé mierda o evité mencionar a algún cirujano mufa, pero supe que iba a ganar. Y gané. El premio: el mejor para un lector. Un libro. La novela "La sucesión" de Cynthia Edul. No sé si de otro modo hubiese llegado a la novela. Una novela que leí con avidez este fin de semana. Una novela recomendable. A saber:

Un narrador en primera persona, la hija menos de un matrimonio acomodado, con una hermana mayor, Clara, y hermano, Diego, una madre y un padre que componen una familia en apariencia funcional, pero desde la primera escena expuesta en todos sus defectos. Veranean en Uruguay y se olvidan a la pequeña narradora en una casa de videojuegos mientras el padre pierde y gana toda la noche en una mesa de ruleta.


El azar es el disfraz más cruel que usa el destino.


La novela gira en torno a ese padre jugador. Que cambia la ruleta por el hipódromo y los croupiers por los jockeys, sin entender que los acreedores serán siempre los mismos. El padre es diabético. No se cuida en las comidas. El padre es jugador. No sabe cuándo retirarse a tiempo. Sufre hipoglucemias. Sufre rachas de mala suerte. Altera a toda la familia con sus cambios de humor. Asusta cuando cae al piso, inconsciente por el azúcar baja. Asusta a todos cuando su caballo no gana las carreras que prometió ganar. El padre le promete a su familia llevarla a la cima del mundo, y la lleva, o eso le hace creer a sus hijos y mujer.


El azar es el disfraz detrás del cuál escondemos el miedo. Parece decir el padre en su mejor momento.


El azar no existe, y el destino tampoco. Parece decir el padre cuando ya no puede hablar.

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